Thursday 10 June 2010

Luna


Habían pasado tres años. En todo ese tiempo no me había atrevido a hacerlo. Temía encontrarme con un cadáver, temía que hubiese muerto. Pero mi nostalgia pudo más que cualquier temor. Apagué las luces, abrí la ventana, y dejé que la luz de la noche invadiera la habitación. Bebí de ella. La Luna no estaba ese día, pero de algún modo me acompañaba, como lo había hecho siempre. Perdóname, ¡yo no escogí abandonarte! Me puse los cascos, subí el volumen, y me apoyé sobre la repisa. Había descubierto una nueva melodía, era un buen momento para la resurrección. Una voz suave nos envolvía, los violines me conectaban con ella, sólo la Luna y yo existíamos en ese pequeño y gran universo. No se había perdido. No del todo. Débil, resurgía de entre el olvido y el miedo. Aquella profunda tristeza que era capaz de llevarme a la absoluta felicidad. Jamás he sabido cómo, ni jamás lo sabré. Pero nunca más dejaré que muera, ningún temor me lo impedirá. Todavía queda algo de lo que fui una vez.

2 comments:

  1. los pelos de punta nena, de punta! Vuelveeeeee a tí!!!

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  2. a veces dejamos que mueran demasiadas cosas de nosotros, dímelo a mi...

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